San tiene casi un año, es un bebé zen, totalmente ecuánime, me gustaría decir que llora, patalea y se queja cuando lo pongo en el piso, pero lo cierto es que desde que gatea, le da lo mismo si lo cargo en casa o lo dejo jugando, así que en los últimos meses ya no habíamos usado tanto los portabebés en casa.
Sin embargo esta última semana ha estado enfermo, entre los dientes y una gripa simplemente no lo calienta ni el sol, se achipila y quiere estar abrazado a mí todo el día. El próximo domingo nos mudamos así que he pasado mucho tiempo empacando y limpiando con el niño enfundado, lo cual de alguna forma me ayuda a recordar más vívidamente cómo me sentía hace un año, a punto de dar a luz... Nunca me imaginé cuánto me encantaría todavía traerlo pegado:
Te amo pequeño, eres lo mejor de mí.
felicitaciones! que puedan seguir disfrutando y que mejiire la salud de tu pequeño!
ResponderEliminarQué lindo. También he tenido esa sensación cuando cargo a mi hijo en el rebozo, como si nunca hubiera dado a luz y lo trajera aún dentro de mí. Saludos, Gaby.
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