jueves, 20 de enero de 2011

Siete usos invaluables para portabebés al hombro (rebozo, pouch, anillos)

-- El rebozo simple es un recurso inavaluable en los primeros días con un nuevo bebé, pues es tan sencillo utilizarlo que no resultará un engorro para la mamá que se siente nerviosa durante el proceso de conocer a su pequeño. Sólo te haces nudo como puedes sobre el hombro y ya tienes una hamaquita donde es sencillo colocar al pequeño; es fácil ajustarlo y probar distintas cosas para amamantar, dormir, etcétera. Con el tiempo y la práctica, el nudo y el ajuste mejoran enormemente. Si todo falla, no te acomodas, el niño llora y te sientes abrumada, siempre puedes ayudarte a cargar el bebé con el rebozo envuelto sobre hombros y brazos, como las abuelitas. Así igual te ayudas a distribuir el peso, y puede que ayude también a un bebé inquieto a acostumbrarse al porteo, pues aunque se siente en brazos, igual está envuelto en el rebozo.

--Un cargador de anillos o un pouch son ideales en los viajes, pues son una opción útil y sencilla de utilizar en espacios reducidos como aviones, autobuses, automóviles, etcétera. Puedes meter y sacar al bebé en pocos segundos y sin necesidad de ponerte en pie, y en ocasiones (cuando no tienes asiento especial) es más cómodo dejarlo dentro del rebozo en aviones y autobuses pues como siempre, el abrazo y la vibración reconfortan al bebé y probablemente lo adormezcan. Cuando ya no lo necesitas, lo haces bola y lo guardas en la mochila (al cargador, no al bebé obviamente). Puede ser un salvavidas cuando tienes bultos que cargar y no tienes el espacio o la paz mental necesaria para envolverte amorosamente con el fular o el mei tai. Además, multiplica su uso al servir como cambiador, cobija, mantel, o hasta pañuelo en una emergencia; versátil, ligero y a la mano.

--Aunque se puede amamantar muy cómodamente con un fular (y con el mei tai), en los primeras semanas y meses creo que el cargador al hombro se lleva el premio en cuanto a la conveniencia para la lactancia; tienes mayor libertad para ajustar, mover, probar distintas cosas y posiciones para ver cómo se acomodan mejor; además que proporciona una cubierta que te permite ser discreta y, más adelante, te apermite crear una cierta barrera para aislarlos a ambos del bullicio exterior; es decir, ayuda a que al bebé no lo distraiga tanto el entorno.

--Los rebozos son la opción incontestable para el arrullo. Si a tu bebé le cuesta trabajo hacer la transición entre el ajetreo del día y la calma vespertina, por lo que se le dificulta relajarse para dormir, un rato cargado con el rebozo o el cargador de anillos lo relajará lo suficiente para intentar dormirlo. Si se queda dormido en el rebozo, también es de lo más sencillo acostarlo suavemente en la cama o en la cuna, te deslizas grácilmente para salir de la bandolera, y listo, te vas de puntillas. (Eso sí, una advertencia: SIEMPRE hay que deshacer el nudo del rebozo o soltar la tela de los anillos, para evitar que el bebé se enrede mientras duerme. Por esto mismo esta opción no aplica al pouch, será necesario sacar al momito con todo cuidado).

--Los bebés mayores que ya hablan un poco y demuestran abundantemente su voluntad tal vez prefieran usar este tipo de portabebé, pues saben que tienen mayor facilidad para subir o bajar, además que no necesitan quedarse quietos en lo que haces la maniobra envolvente con fular o mei tai. ¡En esa etapa cuando empiezan a caminar y sólo quieren subir y bajar, la espalda agradece contar con un rebozo!

--Es muy buena idea dejar un rebozo o pouch de repuesto en el automóvil. Tal vez salgas con la idea de usar el fular ese día, y por una razón cualquiera necesites el rebozo. Por ejemplo,  llegas sola del super a casa y lo usas para subir al bebé y algunas bolsas, en vez de hacer todo el ensarapado con el fular para tener las manos libres. O sales a comer y lo utilizas para ayudarte con el niño en la mesa. Además, siempre puede ocurrir que salgas con alguien que lo pueda necesitar: una amiga que quiere dejar la carreola en casa esta vez, alguna prima que quiera hacer la prueba con su bebé, etc... ¡puedes llegar hasta a convertir a alguna adicta del cochecito!

--La rapidez y facilidad de su uso lo hacen perfecto para esas salidas rápidas, como correr a la tienda o salir rápido a atender alguien en la puerta. Nadie tiene que esperarte, ni hay rango de error como con el fular que a veces no queda bien y hay que empezar de nuevo; sólo te lo pones, sientas al niño, y ya.  Por lo mismo, este tipo de cargador resulta muy conveniente cuando sabes que tendrás que sacar y meter al bebé varias veces, como para una salida a los juegos del parque, en fiestas familiares, visitando a amiguitos, una visita al médico... Mi cargador de anillos ha demostrado su valor con cada vacuna, pues literalmente sólo lo saco un minuto para que lo piquen y me lo encasqueto de nuevo tan pronto como terminan. Santiago casi siempre va dormido para cuando salgo de la clínica.

sábado, 15 de enero de 2011

Deseándoles feliz año y rebozos suaves; Reunión 12 de febrero

Estimados amigos, tras los tornados de diciembre que incluyeron fiestas, mudanza, posadas, trabajo, y para Santiago una influenza y el descubrimiento de los carritos chocones, me fue imposible hacer actualizaciones en el blog. Asimismo, para mí fue triste tener que cancelar nuestra primera reunión en enero, pero prometo que compensaremos con nuestra reunión del próximo sábado 12 de febrero. En esta ocasión hablaremos de los usos, bondades, y trucos para aprovechar al máximo los cargadores al hombro (pouch, anillos, rebozo).
¡Nos veremos entonces!

Este año habrá muchas noticias en este espacio, así como información nueva y colaboraciones con comunidades hermanas. ¡Gracias por su participación y como siempre, toda colaboración que deseen enviar es bienvenida! Compartamos historias, fotos, anécdotas sobre cómo el porteo ha cambiado nuestras vidas.

Les deseo para este ciclo muchas risas, muchos sueños, horas de sueño y buenas comidas.Feliz año a nuestros bebés también, que 2011 sea para nuestros hijos un año de sol, con poco polvo, caídas afortunadas y ninguna rozadura. Y también, un año de mucho pasear pegaditos a mamá.